AVA COLLECTION 2023
MIGRATION
FLYWAYS OF THE AMERICAS
SPONSORED BY
More than 30 artists donated their artwork inspired by the migratory birds of the Americas for the AVA Collection & Silent Auction 2023 “MIGRATION: Flyways of the Americas” which will be exhibited on October 27 at the terrace of the Frost Museum with the generous support of AUDUBON, one of the oldest and most respected environmental organizations in the world dedicated to conservation of birds and their habitats.
Collection curated by Adriana Meneses and Alex Brahim
Scan or click to access the online auction:
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THE FLYWAYS
The flyways that birds use to migrate from North America to the south form a captivating network of avian invisible highways, spanning vast distances and diverse landscapes. These migratory routes serve as vital conduits for millions of birds seeking respite from harsh winters and abundant resources in the south. There are four major north-south flyways in North America: the Pacific Flyway, the Central Flyway, the Mississippi Flyway and the Atlantic Flyway.
These flyways are nature's grand highways, connecting continents, ecosystems, and hearts. They serve as lifelines for countless species, connecting breeding grounds to wintering sites and providing a glimpse into the awe-inspiring phenomenon of migration. The flyways demonstrate the remarkable instinctual drive of birds to seek better opportunities and exemplify the intricate interplay between nature's landscapes and these winged creatures.
Every year, millions of birds embark on this perilous journey, and many of them do not survive the long flights or the challenges they face in unfamiliar territories. However, this annual migration is a testament to the resilience and adaptability of birds and a marvel of nature that continues to fascinate and inspire us.
MIGRACIÓN
Pablo Neruda
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Todo el día una línea y otra línea,
un escuadrón de plumas,
un navío
palpitaba en el aire,
atravesaba
el pequeño infinito
de la ventana desde donde busco,
interrogo, trabajo, acecho, aguardo.
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La torre de la arena
y el espacio marino
se unen allí, resuelven
el canto, el movimiento.
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Encima se abre el cielo.
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Entonces así fue: rectas, agudas,
palpitantes, pasaron
hacia dónde? Hacia el Norte, hacia el Oeste,
hacia la claridad,
hacía la estrella,
hacia el peñón de soledad y sal
donde el mar desbarata sus relojes.
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Era un ángulo de aves
dirigidas
aquella latitud de hierro y nieve
que avanzaba
sin tregua
en su camino rectilíneo:
era la devorante rectitud
de una flecha evidente,
los números del cielo que viajaban
a procrear formados
por imperioso amor y geometría.
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Yo me empeñé en mirar hasta perder
los ojos y no he visto
sino el orden del vuelo,
la multitud del ala contra el viento:
vi la serenidad multiplicada
por aquel hemisferio transparente
cruzado por la oscura decisión
de aquellas aves en el firmamento.
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No vi sino el camino.
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Todo siguió celeste.
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Pero en la muchedumbre de las aves
rectas a su destino
una bandada y otra dibujaban
victorias
triangulares
unidas por la voz de un solo vuelo,
por la unidad del fuego,
por la sangre,
por la sed, por el hambre,
por el frío,
por el precario día que lloraba
antes de ser tragado por la noche,
por la erótica urgencia de la vida:
la unidad de los pájaros
volaba
hacia las desdentadas costas negras,
peñascos muertos, islas amarillas,
donde el sol dura más que su jornada
y en el cálido mar se desarrolla
el pabellón plural de las sardinas.
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En la piedra asaltada
por los pájaros
se adelantó el secreto:
piedra, humedad, estiércol, soledad,
fermentarán y bajo el sol sangriento
nacerán arenosas criaturas
que alguna vez regresarán volando
hacia la huracanada luz del frío,
hacia los pies antárticos de Chile.
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Ahora cruzan, pueblan la distancia
moviendo apenas en la luz las alas
como si en un latido las unieran,
vuelan sin desprenderse
del cuerpo migratorio
que en tierra se divide
y se dispersa.
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Sobre el agua, en el aire,
el ave innumerable va volando,
la embarcación es una,
la nave transparente
construye la unidad con tantas alas,
con tantos ojos hacia el mar abiertos
que es una sola paz la que atraviesa
y sólo un ala inmensa se desplaza.
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Ave del mar, espuma migratoria,
ala del Sur, del Norte, ala de ola,
racimo desplegado por el vuelo,
multiplicado corazón hambriento,
llegarás, ave grande, a desgranar
el collar de los huevos delicados
que empolla el viento y nutren las arenas
hasta que un nuevo vuelo multiplica
otra vez vida, muerte, desarrollo,
gritos mojados, caluroso estiércol,
y otra vez a nacer, a partir, lejos
del páramo y hacia otro páramo.
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Lejos
de aquel silencio, huid, aves del frío
hacia un vasto silencio rocalloso
y desde el nido hasta el errante número,
flechas del mar, dejadme
la húmeda gloria del transcurso,
la permanencia insigne de las plumas
que nacen, mueren, duran y palpitan
creando pez a pez su larga espada,
crueldad contra crueldad la propia luz
y a contraviento y contramar, la vida.
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